jueves, 17 de mayo de 2012

Ya son 90 días


Esa tarde, al despertar, recordé todo el 2011 como si fuese un flashback. Como si estuviese a punto de morir y toda mi vida se cruzara por mi cabeza en unos segundos. Desperté mirando el techo de mi cuarto. Desperté con Karminna al costado. Desperté y me sentí desprotegida. Como si él me hubiese abandonado todo ese año. Como un niño se siente cuando su padre se tiene que ir de viaje, sólo que este viaje seria indefinido.

¿Dónde estabas mientras despertaba muy temprano para ir a trabajar? ¿Qué hacías mientras yo me la pasaba escuchando música todas las noches hasta muy tarde? ¿Cómo te sentías mientas yo recordaba la última vez que nos vimos? Y aquella vez que te lloré por teléfono mientras te despedías de mí.
¿Con quién andabas mientras yo fingía  querer a otras personas? Dime, ¿Dónde estabas cuando el doctor me diagnostico aquella enfermedad que tú ya conoces? Cuando ese otro personaje se cruzo en mi vida y me confundió aún mas. Cuando yo giraba en torno a ti y me ponía  a escribir sobre mis memorias a tu lado.

Exagero al decirte que me sentí abandonada. Tuve a mis amigos a mi lado pero se supone que el destino me había llevado a ti. ¿Se supone, acaso, que el destino era el que también se había encargado de separarnos nuevamente?

Esa tarde, al despertar, quise llamarte y contarte como me sentía pero no sé que me detuvo. De igual manera te lo conté por la noche pero nunca será igual hacer lo quieres en ese momento que postergarlo para otro.

No sé exactamente qué quería escuchar de tus labios. Un “Nunca me separe de ti”. Un “Sólo fue un viaje corto que tenía que hacer para conocer la realidad yo solo”. Pues así fue en realidad.

Las palabras aquellas que hablamos por última vez en tu casa se cumplieron. Todo lo que te dije se cumplió como si se tratase de una lectura sobre tu futuro.

Luego de aquella conversación supe que jamás te volvería a ver pero soñaba con que eso llegase a pasar. Yo pasaba los días pensando que yo no era más que un recuerdo raro, esa chica extraña con la que alguna vez estuviste. Esa chica que únicamente transmitía tristeza y alboroto.

Yo me la pasaba pensando en  que, incluso, ya me habías olvidado. Las noches después de la universidad eran sinónimo de constantes escritos y largos intentos por lograr, al menos, un “hola” de otros labios. Sin embargo todos fueron sólo eso: intentos fallidos.

Dime, ¿En qué pensabas cuando sentías mi nombre en todo lugar?

No hay comentarios: