jueves, 15 de marzo de 2012

Para recordar...


Cada vez que lloro recuerdo cuanto te amo. Las sonrisas podrían hacérmelo recordar también pero nunca sentí  ese afán por ellas. Siento algo en el pecho, como si una bomba fuese a estallar. Y de nuevo viene ese miedo de  que todo se acabe. Yo no le temo a la soledad, he estado sola toda mi vida. Yo me temo a mi misma. Tengo miedo de dañarte, hacerte llorar, complicarte. Tengo miedo de morir, pues creo que eso pasara uno de estos días. Temo que te pase algo y arrepentirme de no haberte mirado a los ojos fijamente y haberte dicho que aún siento  esas mariposas en el estomago cuando se que te veré. Esas mariposas que solo el tiempo mata, como lo hace con todos.

Soy una mujer de excesos, eso lo sabes de sobra. Es algo que ya no me gusta tanto. Ya no me gusta, cuando sé que ya camino de la mano con alguien más. Me complico tanto la vida pensando en cosas que no tienen sentido. Solo debería vivir, limitarme a vivir... pero por ahora no puedo. 

Nunca he creído en que los demás puedan salvarte, es uno mismo quien se salva. Pero, ¿qué ocurre cuando quieres salvarte de ti misma? Cuando sabes que hay dos personas habitando tu cuerpo. Cuando sabes que a veces sonríes y a veces lloras sin razón alguna. Es allí cuando creo, por fin, que es cierto que necesitamos a alguien que nos motive, que nos ayude, que nos de las dos manos, que nos haga sonreír. Alguien que te lleve a pasear en su bicicleta cuando tengas esas enormes ganas de acabar contigo misma. Ese alguien al cual ya miras con amor, ya no con esa ilusión pasajera. Ese hombre que quieres que te acompañe toda la vida aunque tu propia vida sea la muerte. 

Decir que quiero cambiar por mi, sería ser egoísta de mi parte. Quiero cambiar por mi y por ti. Quiero mejorar por ti y por mi. Contigo quiero amar la rutina, esa a la que tanto odio pero de la cual es imposible escapar. Quiero que mi cabello se vuelva blanco contigo a mi lado. Quiero llorar como una niña y que me digas que todo está bien. 

Y si, acaso, nunca podre "curarme", te amaré desde mi enfermedad. Desde ese lugar con paredes blancas y acolchonadas. Y si, acaso, solo podre amarte alejándome de ti, lo haría. Lo haría y regresaría después.

Gracias por tolerar esas dos personas que hay en mi. Aquella que se aburrirá de la rutina y se irá. Y aquella que te extrañará demasiado y regresará a tu lado.

No hay comentarios: