miércoles, 2 de febrero de 2011

La chispa adecuada

Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.

Estoy sumamente segura de algunas cosas. Estoy preguntándome algunas otras - dijo ella - mientras las moscas rondaban su cuarto, en el cual y apenas ya cabía una aguja. Todo se asemeja a un espiral, mi vida y la tuya. Somos muerte; pero aun podemos respirar. Aun podemos respirar.

No tenia pensado que sugerir para el almuerzo y mucho menos para la cena. Sin embargo almorzó su corazón con un poco de aderezo. Se veía gritando frente al espejo. Se veía muriendo de a pocos como un mueble viejo. Y su padre aun la podía querer. Su padre aun la podía ver.

Tienes que irte de una vez, el tren te va a dejar.
Tienes que dejar tu comida acá y aprender a crear fuego por tu propia cuenta - le dijo su padre. Con una mirada triste y los labios perecibles, ella se marcho. No llego a la estación de tren. Decidió llegar a su destino caminando. Fue entonces que lo vio sentado sobre una roca. Llevaba en sus manos un papel. Llevaba en sus manos un clavel. No importa donde fueron a acabar; pero ella sentía que debía empezar a creer.

A la mañana siguiente no había papa, ni papel, ni clavel, ni mucho menos aquel que creyó comprenderla. Solo quedo la llama encendida entre los troncos y su corazón flotando sobre ella. Desde entonces Busca a papá, al clavel, al papel y a él. O quizás busca la misma cosa con diferentes disfraces. A veces me motiva despertarla; pero se que pronto morirá. Soñar no cuesta nada - me repite en la cabeza. Soñar no es tu palabra - me repite al oído.

Me veo y te veo sumergido en aquella chispa o ¿Es que acaso tu eres la chispa? - le dijo a aquel muchacho apenas lo volvió a encontrar. El no dice nada. Solo la mira los ojos y repentinamente le dice que todo volverá a estar bien. Se dibuja media sonrisa en su rostro y él termina la otra mitad.

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